miércoles, 20 de mayo de 2009

La copa

Alza tu copa con aire dignatario, dignatario,
con tu abrigo de armiño,
con el ay con que te sirven.
Al brindar
¿Por qué será que te escondes un abrazo
y un peso en el bolsillo, junto a tu puñal?

Ahora que la mesa está servida,
y tomas de ese ajeno sorbo de retazos,
de la botella que antecede a los quejidos,
con el filo que ostenta tu diploma,
toma también de lo que no has dado a los mendigos,
pues, seguro no revierte,
lo poco que aún nos queda para irnos…

Toma esta copa con tu acento de mezquino,
con el hábito constante que sabe lo que haces,
con tu pálido cadáver en la sombra
y tu fingido cuello en la corbata.

¡Ay, cuántas copas se avinagran en tu equino
donde cabe un corazón que lustra su zapato!
Y el suspiro del dolor que no bebiste,
siéntese pasar en vez del vino…

Esta copa de la que bebes
es una oscura fantasía.

Diego Libertad
Del poemario Pintar para la vida
© Derechos Reservados

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