LX
Algo que nos une se ha quebrado,
y en estas dos partes inasibles de tu polvo,
arde del todo un fuego enflaquecido.
Agita el viento al rebaño en las hogueras,
donde vino a parar con su rescoldo,
llena de gracia la resaca plañidera,
absurda, infantil, casi en pañales,
roja de savia matutina de licor.
Y casi materna la gota rebosante,
recreando su pócima correcta,
su eslabón de mismísimo pariente
y su sed afanosa y predilecta
roza tu espiga, hunde los dientes,
y calla en sus voces las líquidas penas.
Ay, sólo pido desde esta orilla,
que vi cuánto se seca desde la edad
flemática y desde su múltiple saber,
que medita en ávido silencio
desde aquel abril sentado en tu rodilla.
Diego Libertad
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viernes, 30 de octubre de 2009
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