LVII
Aves alboreras, llévenme a vivir
los días dulces que nos faltan,
aprisa!
Llévenme en sus alas,
con brazos fraternales de alegría,
desde este momento, en el que caigo,
con mi materia sensorial en una pala.
Será, será de aquí hasta el adúltero día
en el escote lúbrico de su preñez,
de puñales furtivos,
de dolores adustos, ay patronales.
Diego Libertad
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viernes, 30 de octubre de 2009
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